Luis Márquez y la generación perdida.

Cuando los altos mandos de Chivas cambian direcciones deportivas, directores técnicos, estructuras, ideas, acciones financieras; no solo repercuten en el próximo marcador del siguiente partido de liga, va mucho más allá, a veces, también cambian vidas..

Tal es el caso de la Generación 1995, una camada de jugadores que venían cumpliendo un proceso formativo de muchos años dentro del Club, a los cuales la turbulencia entre la salida de Chepo y la llegada de Matías Almeyda fracturó la inercia que traían en su madurez futbolística, el diagnóstico de Almeyda no embonaba en su visión, eran muy grandes para formarlos a su gusto y muy chicos para darles la responsabilidad de torneos como la Copa Mx, en aquel momento, se decidió trabajar en Verde Valle con niños como Edson Torres, Alejandro Zendejas, Josué Lázaro, Mauro Contreras, Angel López, y la gran mayoría de esta generación 95 acabó exiliada en Coras, donde destacaron en muchos partidos, sin embargo, al poco tiempo volvieron a sufrir otra sacudida que afectó severamente su proceso: el cambio de la franquicia Coras a Zacatepec, tanto movimiento fue mermando nombres como Mario Lobo Orozco, Ruben Oso Gonzalez, Daniel Ríos, Piti Avalos, Checo Flores, Carlos Villanueva, William Guzmán y su más grande abanderado: Luis Alberto Márquez Quezada.

Un jugador distinto a los demás en dos detalles contrastantes, el primero y más importante, un tipo que piensa, razona y ejecuta diferente, un matón que define escenarios a larga distancia por el sensacional golpeo de balón que carga su zurda, que se siente cómodo en situaciones complicadas como cuando visitó el Volcán para eliminar a Tigres en fase de grupos de la Copa Mx ó como cuando recibieron en Tepic al América con titulares de liga de Lavolpe, Márquez “carga” literalmente con un estigma que lo ha alejado del “fútbol moderno” su evidente problema con el peso de su cuerpo, fue la condición de Matías Almeyda, que bajara, y cuando lo hizo y logró ser el mejor jugador en un torneo internacional en selección nacional, no siguió siendo del agrado del argentino, este contraste de Márquez me recuerda mucho las carreras de Antonio Mohamed, Pastor Lozano, Edwin Cardona, inclusive la etapa final de Cuauhtémoc Blanco, por mencionar algunos grandes que han pisado la liga, cuyo peso nunca fue el ideal para el fútbol de dobles sacrificios, pero que a la hora brava, siempre resolvieron el mayor de los problemas en este deporte: el gol ó la jugada genial.

Sin duda es y será una piedra en el zapato para entrenadores tipo Ramón Morales que solo exigen correr, Márquez Quezada no es para todos, es un talento que espera un estratega que le genere espacios a su juego, que le cocine un campo hecho a su medida.

Ese es Luis Márquez, un gordito genial dentro del rectángulo verde, un exiliado del fútbol moderno, que lleva 3 años pidiendo UNA oportunidad a gritos en el Deportivo Guadalajara, una… cuando a muchos correlones “suda Camiseta” les han dado 100 y nunca pudieron ni siquiera dejar en la mente del aficionado, un gol de colección (tipo Armando González, 1992)

Actualmente, Luis Márquez esta a la cabeza de los líderes de goleo en el Ascenso, observando el nuevo entorno del Guadalajara, a sus 23 años, su sueño sigue intacto, vestir la camiseta de Chivas y convertirse en ídolo del rebaño, en ese jugador que vuelva locos a los 40 millones y que nos demuestre, a todos los románticos de este deporte, que el fútbol pasa más por la mente, que por la complexión física.

@extremanacional