No fue un día cualquiera en la perla de occidente, ¿cómo iba a serlo? fue un día especial porque jugó el Guadalajara. Días previos al partido aún como miembros de la barra tapatía habíamos comenzado las pláticas para darle color a la tribuna, en un estadio que gracias a muchos mitos no terminaba de sentirse como la casa del Guadalajara. Rojo y Blanco debía ser, en la pequeña zona de barra destinada, líneas como nuestra camiseta, hicimos un pequeño esquema de como se vería y cuantas pondríamos. Parte de la directiva y personas del grupo de animación.
Cuando el día del partido llegó, pasamos un grupo reducido temprano para darle forma al pequeño mosaico y así fue, estuvimos colocando una a una las cartulinas en la zona junto a unas pequeñas instrucciones que a fin de cuentas no servirían de nada. Por alguna razón no hubo boletos disponibles para la gente que siempre acompañaba en la barra al Rebaño, peor aún la mayoría de ellos eran nuestros amigos quienes siempre alentaban a nuestro lado, la excusa del mosaico hizo que no nos quedáramos fuera, encima el viento nos jugó una mala pasada y quitó las cartulinas en pocos segundos.
Había que improvisar y con ayuda de personas que iban llegando que al ver que nos movíamos desesperados por salvar algo de lo que habíamos planeado se pusieron al servicio del proyectito y pudimos sacar el mosaico que ven en la foto.
Fue el 10 de marzo del 2012, el partido fue contra Cruz Azul en partido correspondiente a la jornada 10 del Clausura. Un torneo que empezamos mal con 3 derrotas en fila ante Atlante y Tijuana en casa y con Jaguares en Chiapas que hicieron que Fernando Quirarte renunciara a la dirección técnica por no poder dar los resultados esperados (hasta para eso es grande el Sheriff).
Por si fuera poco el nuevo técnico, Ignacio Ambríz, se tardó cinco partidos en conseguir la primera victoria del torneo, fue ante Santos y después ganamos de nuevo en Puebla, con un Guadalajara a la alza nos efrentábamos a Cruz Azul que llegaba con 14 puntos muy contrastantes con los 8 de Chivas.
El partido prometía desde el principio, seguro le hubiera entretenido a cualquier aficionado a otro club, fue entonces que Cruz Azul con jugadores peligrosos todo el tiempo se fue al frente después de un tiro libre que pegó en el travesaño y Tito Villa solo la empujó de cabeza, apenas corría el minuto 22. Chatón, Reynoso y Julio Nava pudieron empatar pero ambos fallaron frente a Corona.
Así se fueron al descanso. Para el segundo tiempo el Guadalajara insistía y fallaba, como cuando Xavi Báez envió un centro medido que Chapo envió por arriba del arco, Marco Fabián intentaba fiel a su costumbre de media distancia pero el gol no llegaba, Tito Villa y Chaco Giménez mantenían siempre en constante peligro la portería de Luis Michel.
El reloj estaba a punto de marcar 88 minutos cuando en una descolgada por izquierda Chapo enfrenta a dos rivales cae y alcanza a puntear la pelota, misma que caería en poder de Erick «Cubo» Torres y sin pensarlo disparó, el tiro fue a pegar en Néstor Araujo quien desvió la pelota que iba directo a Corona y se empató el partido. El júbilo no se hizo esperar en la tribuna del entonces Estadio Omnilife y no era para menos, el equipo había luchado la mayor parte del partido por conseguir el empate.
En la siguiente jugada del partido cuando el reloj ya marcaba los 90 minutos de tiempo reglamentario, el árbitro detiene el juego ante la sorpresa de todos los jugadores que voltean desconcertados hacia el juez de línea, le hace una indicación al árbitro y marca penal. Néstor Araujo le había dado un cabezazo al Cubo, en tiempo de compensación, en el área, parecía increíble pero así fue. La roja para el defensor azul y la pelota para el capitán, Héctor Reynoso.
Pocos sabíamos de la época que estábamos comenzado a vivir, no sospechábamos lo que vendría y que las alegrías por algún tiempo serían pocas. Nuestros amigos no pudieron entrar, los boletos estaban vendidos, si miran las tomas del video notarán que desde entonces es un mito que la gente no asiste a ver los partidos del Guadalajara. Así que consideramos este partido como una flor que crece en el pantano.
Por cierto, Héctor Reynoso sin dudar la mandó guardar y ganamos el partido.