Silencio, reflectores para el equipo.

Algo está cambiando en el Guadalajara. Esta semana la prensa se dio cuenta que tendrá que llenar algunos espacios para complementar la ausencia de entrevistas con Jorge Vergara y José Luis Higuera. Pero lo mejor es que la soberbia no tendrá voz.

Chivas se librará de la presión y exposición mediática que el dueño del equipo ha sobrecargado en entrenadores y jugadores a lo largo de la Era Vergara. Tan sólo una semana después de haber hecho su tradicional ritual de principio de torneo con el grito de “éste año es el bueno”, el máximo dirigente y su mano derecha se han comprometido a no dar entrevistas a los medios de comunicación hasta que finalice el Clausura 2017.

Esto no compete a la participación que tengan los directivos en redes sociales, donde al CEO de Chivas – Omnilife le gusta ser protagonista. No voy a argumentar si las adivinanzas, mofas y demás costumbres del ahora apodado “Pelagatos” son correctas o incorrectas. Es complicado tomar una postura neutral cuando se trata de opinar en redes sociales. Ahí no existe la mesura ni la tolerancia. Cuando no nos gusta algo exigimos seriedad y cuando nos divierte justificamos con sentido del humor. Sólo abunda la temible afición por el linchamiento público.

Por otro lado, los valores del Rebaño Sagrado se han devaluado. Un club que procuraba la humildad y el respeto hacia el rival es desde la llegada de los famosos desplegados un equipo que genera polémica con ayuda de la cizaña. Por lo que los famosos tweets de José Luis Higuera son la expresión de un empresario que bien podría catalogarse como un extremista de la filosofía Vergara.

Los medios piden respeto, ¿pero acaso ellos respetan?

El gremio periodístico explotó contra la última controversia publicada por, como algunos lo llaman, “el Tío Higuera”. La evidente indirecta contra Pumas con el tema de los “gatitos” dividió opiniones en la ya cuarteada afición e incluso despertó inconformidad entre comunicadores y periodistas.

La sorpresa es la queja de personajes que representan medios que se han burlado también de la misma forma en la que lo hizo Higuera. En el caso de Chivas no hay que irnos tan atrás para recordar los ataques de los medios. Los comentarios incendiarios de la prensa tapatía los leemos todos los días. Hace apenas una semana, un periodista uruguayo llamó “perro” a Alan Pulido en el programa Raza Deportiva de ESPN. El contexto se entendió ofensivo, especialmente por la reacción de uno de sus compañeros.

En esa misma cadena de televisión de paga un comunicador (al que me rehuso a llamarle periodista por respeto al oficio), se ha metido no sólo con el club, sino con la afición rojiblanca en repetidas ocasiones; sin sufrir represalias de sus jefes o colegas en el medio que sí criticaron el comentario de José Luis Higuera.

Sería una labor interminable repasar cada capítulo de la hipocresía mediática. Por lo que prefiero volver al tema del silencio de Vergara.

Matías Almeyda no ha temido en contradecir al jerarca tapatío y tiene ahora la ventaja de trabajar sin la necesidad de tener que controlar la presión que el mismo dueño ejercía sobre el plantel. Lo que le toca a la afición es una tarea complicada. Encontrar la mesura luce imposible, pero se debe entender que está Chivas en un periodo de transición. Hace cinco años era imposible que llegaran los refuerzos que hoy están apareciendo. Reventar a un futbolista por lo que supuestamente costó en términos económicos es un análisis apresurado, vago y populista.

Lo que digan los dirigentes difícilmente va a representar lo que es el Guadalajara, lo hemos aprendido con los años. Es la afición la que de verdad habla ante el mundo por el club y la que hace que los jugadores quieran vestir la rojiblanca. La encomienda de cobijarlos y exigirles es totalmente nuestra; por el amor que le profesamos a Chivas deberíamos ser responsables con ello.

La urgencia por salir campeón es más que clara, lo necesitamos. No sé si éste año será el bueno, pero por lo menos el Guadalajara está cambiando.

@Luis_Pastor95