Carta abierta al Tigre

El día que te quitaste la camisa y caminaste rumbo al vestidor… nos venciste, nos doblamos ante tu leyenda.

¡Nunca hubo ni habrá nadie más fuerte que tú! El apodo no fue una broma, ni algún parecido físico con el felino. Fue por tus impulsos, tu presencia, testículos y liderazgo natural que ejercías dentro y fuera de la cancha. Eres el héroe que todo aficionado al fútbol sueña: jugabas lesionado, defendías espiritualmente a tu equipo, motivabas al compañero, imponías respeto, arriesgabas la vida en cada jugada y entre más resistencia ofrecía el enemigo más grande hacías al Club y a nosotros, tu gente.

Tu primer rival fue la muerte, en las épocas en las que tu padre trabajaba en el panteón, tengo el presentimiento que por ello desde aquel momento ya no le tuviste miedo a nada ni nadie durante el resto de tu vida; más bien todo lo contrario, absorbiste TEMPLE de manera sobrenatural y después todos tus rivales sentían eso en la cancha: el miedo de estar solo en un panteón; sensaciones que llegaron hasta Pelé en un mundial ó al director técnico argentino Alejandro Scopelli con un zapatazo a su cabeza en el mundial de Chile 62.

Tu ímpetu inició por ser el mejor en una cancha de frontón mano y terminó con un Guadalajara único e irrepetible, eres lo que siempre le hará falta al Club Deportivo Guadalajara cuando no es campeón o pierde un clásico ¡eres coraje!

Me volví loco cuando cerré los ojos y te imaginé caminando a principios de los años 50 por Mezquitán, con Chava y Mellone a tu lado, inventando bromas, tocando la bola en el SUTAJ, sin imaginar lo que su brío y talento estaban por construir para la historia de nuestro fútbol.

Fuiste un jugador puro, no tienes mas manchas que las de tu mote, las rayas son rojas por la sangre que te sacó Alfonso Portugal o la fractura del húngaro en el mundial. Tu playera nunca fue pintada, siempre fueron rayas de sangre sin manchar el número 3 ni a tus rivales. Corriste como un loco, gritaste hasta quedarte más ronco que lesionado partido tras partido, levantaste con o sin pierna 6 títulos de liga y solo una fractura te impidió otro más; 4 copas de oro, una copa México, 5 Campeón de Campeones, una CONCACAF y 2 mundiales jugados sin olvidar el mérito de uno más que te arrebató Cañedo – un mafioso vestido de directivo – junto con Zetter – un envidioso que vio como te convertiste en algo que él ni siquiera pudo aspirar – y todo por defender siempre a los tuyos, tus rugidos retumbaron en todo el país y más allá.

Tu personalidad es la del Guadalajara, son uno mismo, tus formas son las del Club, tus hábitos escribieron nuestro guión, Chivas es y será siempre defender a los nuestros, dar más del 100% aunque parezca imposible. Vencer rival tras rival, golpe tras golpe, ganarle a la adversidad, eso hizo sagrado al rebaño, eso hiciste durante 14 años.

Nosotros somos GOAT abrazándote al caminar, SOMOS el personaje anónimo que siempre se quedó a tu lado, que recogió la camiseta, que va contigo a un costado, somos los cientos de generaciones que marcaste y seguirás tocando por mucho más tiempo. Somos los que te vamos a acompañar a la eternidad.

SOMOS los que se pusieron de pie el 14 de marzo de 1965 para aplaudirte, hoy al igual que ese día, te vas al vestidor; a la rotonda del campeonísimo, con todos observándote y Dios quiera con el Guadalajara levantando una copa después de esa acción como aconteció aquel día de la final de campeón de campeones, con toda la nación aplaudiendo tu pasillo a la gloria.