De la butaca al sillón

Estas como perro enjaulado en casa, te quieres prender con un par de cervezas antes de que comience el partido, una botana y subirle al volumen de la televisión hasta 100 desde la previa.

Le pones al Izzy y te desesperas con la pura previa, le cambias a Telemundo, te sientes incómodo, luego le aprietas mute a una tercera opción y decides escuchar música para ver el juego, quitas la música.. de repente gritas ¡Vamos Chivas! Y te sientes como un loco.. solo, gritando.

Buscas sentarte cerca de la tele, no sirve eso. Te alejas, te paras, te cansas de no tener un lugar, te sientes raro…

Por fin inicia la transmisión… ves a tu estadio iniciando los protocolos y sientes esa extraña sensación de que se te olvidó el partido o el horario del juego y tienes que salir de tu casa disparado al tráfico para llegar lo más rápido posible al estadio, y no, no es eso, solo es esa rara sensación de estar y no estar con el equipo.

Empieza la transmisión, y todo sale mal, el internet, la lluvia, el cable, la misma narración y lo peor la mayoría de las veces, el juego en si. La verdad es que volteas a ver hacia atrás, esa melancolía de ir al estadio, el viaje, la convivencia, los gritos, el aliento y la intensidad alcanzaban para que hasta un Chivas Correcaminos 0-0 en Copa MX a mitad de semana te motivaran a volver el siguiente partido, así respira el aficionado de grada.

Ahora vuelves al sofá y cada vez es más triste, no estas allá, no convives con tus amigos en el estacionamiento, no gozas ni sufres igual, es como si antes ibas a la disco todos los fines de semana, bailabas horas en medio de la pista a todo volumen y ahora te dicen que pongas una canción del celular en la sala de tu casa.

Y como si esa cárcel rojiblanca no fuese suficiente, nos toca compartirla con el Rey Midas, meses de partidos aburridos, de funcionamientos tristes, un par de oasis vs Atlas en liga y América en liguilla y ya. El resto desde casa, desde el mismo sillón y con un montón de ansiedad por volver a lo que hicimos de un estadio una fortaleza y hoy que ha pasado tanto tiempo, reflexiono que la fortaleza ha sido más para nosotros, que para la historia del Club en si.