Aún no terminaba el partido de la jornada 1 del apertura 2019 y recibí un mensaje de mi amigo Chiva Moncho, preguntándome si para eso le insistí tanto en comprar el ChivaBono, perdíamos 3-0, de visita y tenía enojo por lo que estaba viendo en la tele, sorpresivo fue que mi amigo me hiciera el reclamo.
El siguiente partido mejoró la situación, ganamos en casa a Tigres y podemos extender la buena vibra con el siguiente juego de local donde la víctima fue San Luis, de repente las cosas no marcharon como queríamos pero mi asistencia no era negociable.
Para mi tener ChivaBono es mucho más que festejar victorias, es acompañar a mi equipo en casa, independientemente de los resultados es siempre gratificante estar acompañado de amigos que comparten esta obsesión rojiblanca. Llegar desde temprano para tener un convivio previo al partido en el estacionamiento se convirtió en un acto indispensable en nuestra afición al Guadalajara.
Por si fuera poco (a veces con una pésima organización) nos garantiza nuestro lugar en partidos de liguilla (poco recurridos en los últimos torneos) situación que nos hace sentir la fortuna de poder estar ahí.
Ahora leo con entera satisfacción la gran cantidad de ChivaBonos vendidos, supongo que las entradas durante todo el torneo serán buenas aunque también sabemos que muchos revendedores tienen a sus disposición una cantidad impresionante de lugares lo que me hace creer que cuando el partido a juicio de aficionados que sus intereses sean diferentes a los míos podrán lucir algunas butacas vacías.
Espero que la mayoría de esos nuevos lugares vendidos sean de fanáticos que le comiencen a tomar el gusto de indispensabilidad al ChivaBono y que juntos pintemos la tribuna rojiblanca durante todo el Clausura2020.
Por cierto, mi amigo Chiva Moncho me escribió esta semana preguntándome si podía conseguirle boletos para el primer partido, mi respuesta fue: «Déjame ver, yo te aviso».