Paseando por las calles de Manhattan, encuentro tantas cosas y gente de mil tipos:
El vagabundo, que estira su mano para recibir alguna moneda…
El artista urbano, que se gana el dólar con mímica, música, magia o simplemente postrado como estatua…
El joven empresario de Wall Street que pasa con prisa, agobiado y vestido con un traje negro de marca…
Aquel Mc’Donalds que espera ansioso a los consumidores de comida rápida…
Los niños felices corriendo tras las palomas en medio del parque central…
Rascacielos lujosos que no son los mismos, sin aquéllas torres gemelas…
Iluminaria indescriptible que da vida a esta fría ciudad…
Novios paseando, juntos y eternamente separados por sus dispositivos móviles…
Teatros y bares que destilan cerveza mientras emiten el bullicio de su gente…
Chicles y colillas de cigarro en el suelo, pisadas por el paso del tiempo…
Gringos que con su amabilidad, podrían cambiar el concepto que uno tiene sobre su presidente, pero no es así…
Taxis amarillos que adornan como esferas móviles, la gran manzana…
Ideas, pensamientos y amoríos que vuelan por el aire…
La esperanza y el sueño de una final más, se respira en el ambiente…
A lo lejos, una estatua que representa la libertad del sueño americano y en su mano, una bandera que representa el sueño de millones de almas rojiblancas…
En este país y en cada uno de sus estados, viven un sin fin de paisanos que llenan los estadios cuando los visita el Guadalajara, porque lejos de su nación, saben que lo más representativo de México está cerca de ellos. Esta linda gente, que dejaron a sus seres queridos, los sienten más cerca porque el Club Guadalajara une familias. Estos admirables y valientes paisanos creen en la libertad de ser felices, de alcanzar sus sueños, sus metas y de gritar abiertamente, que saben representar dignamente a México…
Noventa minutos, Chivas… no te pido más… sólo noventa, para demostrar que en este país, el mexicano vale por su trabajo, por su esfuerzo, por su orgullo, por sus sueños y por su dignidad…
Una pausa para reflexionar y pensar, que no hay fronteras, ni muros que nos separan. Que el fútbol nos une más, y que lo único que nos diferencía de los gringos, es nuestra pasión por el Club más rico en Historia. Porque allá donde vaya Chivas, va todo México…
Bien vale la pena morir o vivir en esta enorme ciudad por este gran equipo, porque New York, también es rojiblanco…
¡Hoy gana Chivas!