Con esta derrota, me voy orgulloso a casa pensando en el amor que le tengo al Club Guadalajara. Estos momentos es donde se debe mostrar una fidelidad íntegra, plasmar un amor profundo y externar un apoyo constante…
Me pregunto: ¿Cómo puedo amar tanto al Guadalajara?, ¿Qué sentimientos llevo en el alma para ponerme triste o alegre ante un resultado de Chivas?, ¿Qué pasa en mí cuando porto una playera del Rebaño?, ¿Existe algún otro amor que se compare con esta pasión rojiblanca?El amor que le tengo a mi equipo, es natural, no es efímero. Amar a Chivas es alegría y en algunas ocasiones es un sacrificio que te marca simplemente para amarlo más… Yo no sé que sería de mí, si Chivas lo ganara todo… Quizá se volvería un tanto aburrido, tedioso. No me haría expresar estos sentimientos que salen del corazón para desahogarme y abrazar estas letras. Amar a un equipo, como lo es Chivas, va más allá de esto… Es aprender a gozar también las derrotas, las frustraciones y las desilusiones, porque antes de vivir estos amargos momentos, disfruté también de las alegrías, de los triunfos inolvidables, como el título de Copa y el haberlo visto Campeón de Liga, a nivel cancha.
Dicen que con pan, las penas son menos. Yo digo que ni la cerveza en este momento calma este dolor pasajero. Lo único que ayuda y de verdad hace efecto, es recurrir a nuestra Grandeza Histórica.
Hoy en la derrota, doy la cara porque sé perder como buen aficionado no al fútbol, pero sí al equipo que represento. Una vez más saco el pecho en las malas, ante una noche pésima y mientras escribo estas letras rojiblancas, tiendo a pensar en que seguiré siempre aquí para alentar y para defender lo que creo, siento y pienso. Estoy siempre dispuesto a seguir amando estos colores por sobre todas las cosas…
Este amor incondicional me hace inmune en las derrotas. Mi equipo es Grande, pero también tiene sus errores y defectos. No es una computadora. Tiene cosas que quizá no me agradan, aspectos que deberían pulirse. Características que hace que me hierva la sangre y que se me revuelva mi hígado. Pero yo no soy nadie para juzgar al equipo que me ha dado más alegrías, que tristezas.
Si yo como seguidor de Chivas no hablo mal de mi equipo, ningún aficionado de cualquier otro, menos tiene la facultad moral para hacerlo. Uno como verdadero aficionado sabe que esto es así, se gana o se pierde. Mal me vería, leería o escucharía hablando pestes de mi equipo una semana y en la otra, apoyándolo. ¡O estamos o no estamos! Chivas es tan Grande que aún sin aficionados de ocasión, puede darse el lujo de seguir siendo al que más gente lo siga..
Hay cosas que uno debe callar, antes de reventar. Eso dejenlo para aquellos aficionados de otros equipos que no tienen la Grandeza en su Historia. Aficionados que nunca han visto a su equipo levantar una copa, aficionados que creen que su equipo es grande cuando de verdad es muy pequeño y más, a los aficionados que saben que sin una televisora y sin los árbitros no serían nada.
Los comentarios negativos quédenselos, guárdenlos en su mente. Agárrenlos y métanlos en su ropero bajo llave. Y si no pueden con eso, háganlo donde nadie los vea, los oiga y los lea, porque hoy revientan como energúmenos y mañana se vuelven unas rojiblancas palomitas enamorándose de los colores. Es mejor mantener la calma y recordar que seguimos siendo los actuales Campeones, le duela a quién le duela y este deporte da revanchas, es como la rueda de la fortuna, ya sabemos que es la gloria, hoy nos tocó perder.
Con nuestro equipo del alma, no queda más que seguir apoyándolo y amándolo, como en los buenos amores, se goza, se sufre, pero jamás se abandona. Sin estos problemas, no sabrían tan ricas las reconciliaciones en las victorias. Criticar por criticar, nunca falta quién. Textos de amor, solidaridad y unión en este momento, es lo que se necesita… ¡Hoy estoy más con Chivas, que en la final donde conseguimos la doceava!
¡Amo a Chivas y estoy orgulloso de lo que hizo, porque no salvamos el torneo, pero con el doblete, salvamos el año!
¡Gracias Chivas!