Para el Guadalajara la justicia es a secas

En la conferencia de prensa de esta mañana en Verde Valle, el estratega rojiblanco Matías Almeyda, lanzó una dura crítica hacia la disciplina que se imparte en la Liga MX. El motivo fue la suspensión de dos partidos que le impusieron a Jair Pereira a pedido de Chiapas FC, por el golpe que le destruyó la nariz a Fabbro.

El técnico argentino del “Rebaño” argumentó que el codazo de Jair fue accidental, y que en la Copa MX pasada lo mismo le hicieron a Ángel Zaldívar y no se armó escándalo ni hubo sanción para el jugador de Querétaro. Pero Matías debería pasarle el recado a sus jefes también, no sólo a la prensa, porque en un acto de «exceso de bondad» decidieron no pedir el castigo para Jaime Gómez. ¿Quién fue el «genio» que decidió esto?

No es la primera vez que Almeyda hace este tipo de señalamientos, y tiene razón. Las reglas en el futbol mexicano se aplican según el equipo que se trata, de facto se aplica: “A mis amigos: justicia y gracia; a mis enemigos: justicia a secas”. Pero también es cierto que los directivos rojiblancos no pesan en las oficinas de la Liga MX, son un cero a la izquierda, y cuando tienen oportunidad ni siquiera actúan. El colmo.

A pesar de ser un equipo grande, el más importante del futbol mexicano, el Guadalajara recibe un trato de chico, y esto no es nuevo, viene de hace muchos años. No sabemos si Jorge Vergara y su séquito de “pelagatos” hayan hecho un esfuerzo serio por remediar esto, pero lo cierto es que el Club ha carecido de un directivo que imponga respeto en las altas esferas de la Liga MX.

En el balompié azteca se aplican las reglas más básicas de la política, y el Guadalajara necesita alguien que destrabe los asuntos a favor de Chivas, que sea sagaz y hábil en el arte de la negociación. Mientras esto no suceda, seguiremos padeciendo de la aplicación desigual de la ley, a veces por nuestro propio gusto.

FOTO: CHIVAS