El momento actual del Guadalajara a todas luces es preocupante y sumándole un poco más cómo se dieron las cosas para el inicio del torneo, se podría pensar que es una consecuencia de lo realizado (o no realizado) en el receso de verano.
Sin embargo analizando fríamente las actuaciones del equipo durante las 13 fechas que se llevan disputadas, creo que solamente en contados partidos se ha sido superado por el rival.
A que quiero llegar con esto, este momento me recordó inmediatamente al guadalajara del Clausura 2016 donde los partidos se dominaban, se ganaba en posesión, jugadas generadas, pero por alguna extraña razón no se ganan los partidos; recuerdan la frase “Estamos orinados por un dinosaurio antiguo”, parece ser que es lo que está pasando con el Guadalajara.
Prueba de ello son los últimos 4 juegos, ante Querétaro, Pumas, América y Lobos errores puntuales y en algunos casos infantiles han provocado que perdamos por lo menos 6 puntos que ahorita nos tendrían cómodamente en zona de clasificación, los hubieras no nos sirven de nada a estas alturas y menos después de un juego tan ganable como el de domingo que terminó siendo una película que hemos visto durante la mayor parte del torneo.
El funcionamiento del equipo ha sido generalmente aceptable, bien jugado en la mayoría de los 90 minutos, habrá quien diga que no puedes jugar bien si no ganas y es un punto válido ya que es de resultados pero mientras mejor se juegue, más cerca se está de conseguir los buenos resultados.
Esperemos que en las 4 fechas que restan del torneo podamos encontrar un cierre como en aquel clausura 2016, donde encontremos “Gullits”, Bravos, Cisneros y Dedos López, con los actuales Pulido, Brizuela, Sandoval, López y Zaldívar en la zona ofensiva, así como mantener esa solidez que se mostró en aquel cierre de torneo en la parte baja del equipo donde no ha habido mucho movimiento.