Ser aficionado de Chivas es un deporte extremo. Y no sólo eso: cada año la directiva de Jorge Vergara nos sorprende con ocurrencias que nos elevan el grado de dificultad. Ahora, en el Apertura 2016, afrontamos la novedad de que la gloriosa casaca a rayas es fabricada por otra firma deportiva (una más a la lista) y, más notable aún, tenemos la particularidad de ser (¡oh!) los flamantes precursores de la transmisión televisiva vía internet en el futbol mexicano.
Ni cómo negar que toda renovación es positiva, necesaria. Pero como en muchas otras ocasiones, me queda la sensación de que a la omnidirectiva no le sienta la planeación; prefiere emprender movimientos precipitados, de contentillo, y firmar acuerdos sobre las rodillas. Y cabe decir que en cuestiones administrativas, al igual que en el futbol, una mala ejecución puede hacer que una jugada prometedora termine con risas, abucheos o en el olvido.
Nueva piel, mismos precios
Las opiniones vertidas en las redes sociales pueden ser un buen termómetro para conocer al aficionado. Por lo que toca al uniforme del Rebaño, llevo tiempo leyendo comentarios negativos sobre las indumentarias que fabricaba Adidas. “Siempre son lo mismo”, “son demasiado conservadores”, “No me sorprenden”, y cosas por el estilo. Así, creo que el cambio era esperado y deseado por muchos.
La elegida para crear la piel rojiblanca fue “la hermana incómoda” de la empresa alemana, la también germana Puma. El cambio en el diseño ha sido notable y plausible, pero no su precio, que oscilará entre los $1,099.00 y los $2,299.00 devaluados pesitos. Está por verse si el desempeño del equipo en este Apertura 2016 impulsa la venta de camisetas, pero por el momento no hay ni cómo explicarle a las firmas deportivas que, con esos costos, ellas mismas son las mejores aliadas de la piratería.
Por cierto, es de agradecer que el nuevo jersey no tenga publicidad al frente, pero eso no significa que Vergara haya recordado la promesa de acabar con “la playera chilaquil”. La verdadera razón pudiera radicar en falta de previsión, exceso de confianza o una mala negociación con los posibles anunciantes. Cualquiera de ellas me preocuparía.
(Otra vez) A romper el cochinito
La omnidirectiva espera que el de la playera no sea el único gasto… perdón, no sea la única forma en que los aficionados apoyemos al Rebaño Sagrado. Sin mucha creatividad y con apego al más básico y sencillo sistema de persuasión, nos extiende la atenta invitación a suscribirnos a Chivas TV, si es que queremos ver los partidos como locales.
La idea de contar con un canal propio, lo más lejos posible de televisa y su equipete, me parece sumamente interesante (de algún modo, algunos aficionados en foros de internet lo habíamos sugerido hace 7 u 8 años), y quisiera ser un poco más optimista, como nuestro camarada Salvador Durán Comparán, pero por el momento la propuesta me ha quedado a deber. Y mucho.
No me refiero a la calidad de la señal, los comentaristas o las posibles interrupciones por culpa de la conexión, sino a su oferta. Me parece pobre para su costo. Creo que nuestro equipo y nuestra afición merecen más.
El paquete para tener acceso a los partidos en vivo, durante un año, tiene como precio de introducción $1,999.00. Eso equivale a $166.60 pesos al mes, es decir apenas $15.40 menos que lo que su seguro servidor paga por el paquete básico de la televisión satelital de la antenita roja, que incluye maumenos 60 canales (casi todos con programación de 24 horas).
Chivas TV es una gran idea, pero también es un servicio caro, muy caro, que no tiene una propuesta programática seria, variada y atractiva, y que tal vez debió apostar por otra estrategia de comercialización; por ejemplo, generar una gran base de suscriptores con precios muy accesibles, a fin de tener una teleaudiencia numerosa, fiel y atractiva para posibles anunciantes.
¿Era eso muy complicado? Bueno, la verdad es que a Omniyorch y asesores que le acompañan les faltó serenidad, porque bien pudieron recurrir a una estrategia que genera confianza y ha probado su efectividad en los últimos años: vender a meses sin intereses.
Por lo antes dicho, de nuevo, el surgimiento de la televisora rojiblanca me suena más a que es una medida tomada sobre la marcha, con una mala asesoría, en vez de un proyecto estructurado, presupuestado, basado en estudios de mercado y con la intención de crecer en contenidos. En fin, que sinceramente espero que Chivas TV prospere, mejore, crezca en programación y no sea un simple berrinche pasajero, porque ni televisa ni tv azteca se merecen a nuestro equipo. La verdad.
Redondeando
La playera rojiblanca para un hombre adulto cuesta $1,299.00, y la suscripción anual a Chivas $1,999.00. En este principio de temporada, para ser un aficionado apoyador e “in”, como los que anhela la directiva, quien esto escribe debería desembolsar $3,298.00 así, de golpe. Tal vez no lo haga.
La razón es simple, y trataré de decirla con elegancia: vivo en un país donde, en mayo de 2016, el costo de la canasta básica alimentaria rural fue de $948.06, y el de la urbana fue de $1,330.31. ¡Ah!, y donde el salario promedio es uno de los peores de la región.
Espero haberme dado a entender, y ahora sí: díganme si no es extremo ser seguidor de Chivas. Y a ver qué nuevas ocurrencias llegan o_O