Todos alguna vez hemos leído el libro, visto la película o seguido su versión en caricatura, y desde entonces, hemos imaginado al Mago de Oz como un cuento para niños; pero a lo largo del tiempo, muchas han sido las interpretaciones del significado real de sus personajes en un trasfondo diferente. Como cualquier gran historia, los personajes y los símbolos que encontramos en el Mago de Oz dan lugar a interpretaciones que pueden variar en función de la percepción que cada lector o que cada espectador tenga sobre la obra. Los análisis se han ido transformando a lo largo de los años en diferentes ámbitos, y esta vez, el fútbol no es la excepción.
Existe una analogía entre esta obra y todo lo que engloba a la mayor parte de la afición del club américa: La historia comienza, con una niña llamada Dorothy que vive en Kansas, todo es gris y monótono, no hay risas ni emoción en la granja donde la niña vive con sus tíos, eso nos puede dar una referencia de cómo es la historia de ese club, oscura y sin gracia. Dorothy, bien puede representar a una gran parte de la afición americanista, de esos que aman a su equipo, pero que aún tienen conciencia de todo lo que representa y con ello, viven en constante conflicto emocional entre lo que quieren y lo que deben. Eso los lleva a una necesidad de querer elevarse hacia un plano superior como volver a casa, cambiar de equipo o simplemente estancarse en mundo etéreo, en el que siguen atados muchos sobre un camino amarillo que no lleva a nada.
La niña es llevada al mundo de Oz a través de un tornado gigante, o lo que es lo mismo, una espiral que se eleva, siendo una representación de los ciclos del karma, de los errores cometidos y las lecciones de vida. En la Teosofía, esto representa la creencia de la reencarnación, la muerte física del alma hasta que esta es apta para convertirse en divina. La simbología de la espiral también se repite en el comienzo del camino amarillo, donde coincide con el color de ese equipo. El color amarillo representa: “armonía a través del conflicto”. Esto en la psicología de los colores, es algo incoherente, porque muestra sentimientos contradictorios. Por un lado, representa el optimismo, la iluminación y la diversión. Pero por el otro, es el color de la envidia, la mentira, la traición y la arrogancia. Todo depende del contexto. Esto en fútbol y específicamente en el américa, ejemplifica la razón de ser un equipo lleno de malicia.
En el transcurso de la obra, Dorothy se encuentra con personajes extraños y nuevos para ella. Conoce al espantapájaros, representante de la mente. El personaje es encontrado en una estaca de la que no se puede mover, donde está inmóvil, símil al comportamiento de esa parte de la afición americanista inútil, que no da una respuesta clara, ni argumentos sólidos para defender a su equipo. Lo que le falta al personaje del espantapájaros para sentirse completo es la mente. Por eso pide un cerebro. Lo mismo que les hace falta a muchos aficionados de su ‘barra monumental’.
Luego conoce al hombre de hojalata, este es la representación de esa afición con vida oxida y que se convierten en aficionados tóxicos y rígidos, tanto como un metal. Es un personaje que necesita de constante atención usado como aceite para que no se oxide. Es un personaje que necesita amor. Tal como esa parte de la afición americanista que, a falta de afecto materno, se la pasa robando en las caravanas y estadios, insultándose y peleándose entre su misma afición. Y que solo pedirá que lo odies, para sentirse querido.
Por último, conoce a un león cobarde, que es la representación del miedo que representa a esa afición habladora del américa que son todo unos ‘pecho frío’, que solo aparecen cuando su equipo gana y que cuando pierden, se esconden, no se conectan en las redes. Esos que les hace falta el valor moral de pagar una apuesta, y que solo se sienten valientes cuando van en bola con su porra, pero que cuando están solitos permanecen calladitos.
El Mago de Oz bien lo podría representar Emilio Azcárraga, quien al final del cuento, resulta ser solo un charlatán, que los guía por un camino amarillo para llegar a él. Engañándolos y persuadiéndolos para buscar un fin. Tal como lo hizo con esa afición americanista que le va a su equipo, solo porque lo vio en la televisión todos los días, pero que carece de historia y de grandeza.
Según mi teoría, este análisis bien puede ser adaptado a ese tipo de afición americanista, porque coinciden perfectamente con las mismas características que buscan o de las que carecen los personajes, tal como les sucede a esos desadaptados que cada quince días viajan al azteca en busca de un camino amarillo…