Moralejas

Cuando el cuerpo humano fue creado, todas las partes que lo componen querían ser líderes…

Ese día el cerebro dijo:

– Por ser yo el que decidiré que deberemos apoyar a Chivas y el que controlará todas las partes del cuerpo, exijo que me llamen jefe.

El corazón respondió:

– ¡Es mentira! Soy yo, el que determinará que deberemos irle al Guadalajara, por mí se generarán miles de recuerdos rojiblancos. Yo palpitaré al mil por estos colores, por tanto, yo deberé ser el líder.

Los ojos dijeron:

– Por nosotros verán todos los partidos de Chivas. Nosotros derramaremos lágrimas de tristeza y de alegría por el Club. Es por eso que deberemos ser los jefes.

La sangre hirvió y dijo:

– Es por mí que llevarán esos buenos genes. El adn rojiblanco deberá fluir por mí, para llegar a todos ustedes, sin mí no harán nada de todo lo que dicen, así que a mí, me deberán llamar la líder.

Los pies dijeron entonces:

– Nosotros somos los que soportaremos todo el peso y los que llevaremos este cuerpo al estadio para ver a Chivas, además, somos los que saltaremos durante todos los partidos, por lo tanto, la jefatura nos corresponderá.

Las manos expusieron:

– Somos nosotras las que aplaudiremos cada jugada, las que ondearemos las banderas en cada partido, así que nosotras deberemos ser las líderes.

La piel exclamó:

– Deberé ser yo la jefa, en mí tatuarán ese hermoso escudo y sus bellos colores rojiblancos. Sobre mí percibirán esos canticos y me erizaré con los goles de Chivas.

La voz dijo:

– Soy yo la líder, por mí se gritará y se cantará durante los partidos de Chivas, y ademas, soy la que gritaré con todas mis fuerzas:
«¡¡¡Qué chingue a su madre el américa!!!»

Todos asentaron un SÍ, en acuerdo con lo que dijo la voz pero aún así, cada parte seguía en su postura. Todo lo que compone el cuerpo humano expresó su importancia que tendrá para con el equipo. Los pulmones presumían que absorberán todo el humo del cigarro cuando el cuerpo esté nervioso porque fueran a empatar al equipo, el hígado se jactaba que aguantará todo el líquido espumoso que le caerá si el equipo ganara y si perdiera también, el oído también pedía su valor ya que aguantará tantos gritos de gol; bueno, hasta el mismísimo ano reclamó su derecho de ser jefe.

Todos, al conocer las pretensiones del ano, se echaron a reír.

– «¿Cómo se atrevía a peticionar eso?», se preguntaron.

A raíz de las burlas el ano quedó triste, así que se enculó y decidió bloquear su salida en seis palabras:

– Yo soy americanista, así que por llevarles la contra en toda su existencia, he decidido que no cagaré jamás.

Al poco tiempo de ser creado el cuerpo, y como consecuencia de su decisión, el cerebro comenzó con trastornos, el corazón palpitaba rápidamente, había alta fiebre en la sangre, los ojos se hincharon, los pies se inflamaron, ya no podían soportar el peso del cuerpo, había calambres en las manos. La piel tenía frío, la voz se quebró. El corazón y los pulmones luchaban por sobrevivir, tenían que trabajar a todo lo que daban para eliminar las toxinas que los invadían. Todo era un caos y desastre en el cuerpo… hasta que todos juntos imploraron para que el ano fuera el jefe.

Enterado de la decisión unánime, el ano comenzó a funcionar, cagando a diestra y siniestra, asumiendo su nuevo rol de jefe.

Moralejas:

-10 minutos de lectura diaria, hará que dejes de irle al América.

– Para llegar a ser jefe y/o americanista, no se necesita de un cerebro inteligente ni de un gran corazón.
Simplemente hay que ser muy culo, para cargarle a todos los demás…

¡¡¡Arriba las Chivas!!!