El modelo de la Asociación Civil dio de sí desde hace mucho tiempo en el fútbol mundial, y Chivas se enteró de esto a principios de los años noventas, cuando su modelo de administración no pudo responder a las necesidades del profesionalismo. A los entonces directivos no les quedó de otra más que arrendar el equipo a un empresario externo, y el elegido fue don Salvador Martínez Garza.
El dueño de Mexlub, una empresa de lubricantes, llegó directamente a formar un equipo ganador, compró prácticamente a lo mejor del fútbol mexicano: Alberto Coyote, “Guamerú” García, Misael Espinoza, José Manuel de la Torre, Carlos Turrubiates, Ramón Ramírez, Daniel Guzmán y Claudio Suárez; equipo al que se le llamó “Súper Chivas”.
Que postal! Ricardo Ferreti y el gran Don Salvador Martínez Garza QEPD. pic.twitter.com/cicZ0qMwWv
— Juan (@chispi_cv7) 29 de julio de 2015
El equipo de estrellas formado por Martínez Garza sólo pudo ganar un campeonato y llegar a otra final, que perdió en casa ante Necaxa; pero más allá de lo deportivo, quedó para la historia cómo un solo hombre entró súbitamente al fútbol y a base de billetazos armó un equipo que fue protagonista durante años, un equipo que llenaba el Estadio Jalisco cada quince días, uno que marcó una época en el fútbol tapatío.
Desgraciadamente la historia no tuvo el final que los aficionados al Guadalajara hubieran querido. La renta de diez del club pactada a diez años estaba por terminar y don Salvador quiso recuperar su inversión. Las estrellas se vendieron (incluyendo a Ramón Ramírez al América) y quedó un equipo de medio pelo que nunca dejó el orgullo de lado y que siempre peleó todos los balones hasta el final.
Muchos aficionados al Rebaño no le perdonan haber vendido al máximo ídolo de la época al odiado rival, otros siempre le agradecerán haber cosido una estrella más en la playera rojiblanca. De lo que no hay duda es que don Salvador Martínez Garza dejó su huella en el fútbol, y su legado quedó grabado en la historia del Club Deportivo Guadalajara.
Foto: Fernando Cid