«Nos la jugamos con los chavos»
Aquella frase que a cualquier aficionado rojiblanco que ha seguido de cerca a su equipo le debe causar escalofríos. Una frase que se volvió el mantra de una de las épocas más tristes en la historia del Club Deportivo Guadalajara.
Tras ganar la ansiada onceava estrella en el ya lejano diciembre de 2006, el equipo vivía en un estado de completo júbilo. Los refuerzos de años previos habían logrado crear un plantel digno de un campeonato y la fuerte inversión en fuerzas básicas hacía creer que el futuro sería brillante. ¿Cómo no podía serlo con tantos títulos juveniles y jugadores promesas?
No teníamos ni idea.
A partir de ese título, Chivas empezó a depender más y más en su cantera y al mismo tiempo empezó a descender en la mediocridad. Dejando a un lado algunos chispazos de ilusión, como el tremendo nivel de Javier Hernández o aquella milagrosa Libertadores (donde a pesar de toda lógica se llegó a una final), el equipo no mostraba aspiración seria a ningún título. Chivas se había vuelto un equipo soso en la cancha, lo cual contrastaba con las constantes luminarias que atraía su polémica directiva.
A pesar de todo esto Chivas seguía presumiendo sus fuerzas básicas y seguía plenamente convencido de que iba en la dirección correcta. No era raro ver al club decir con orgullo que tenía X canteranos en la cancha, sin importar los decepcionantes resultados o el pobre desempeño. La filosofía principal de las fuerzas básicas de José Luis Real puede resumirse en una frase: «cantidad sobre calidad».
Caída libre
Eventualmente años de mal manejo de plantel y de confiar en directores técnicos poco capacitados llevaron a Chivas a habitar los últimos lugares de la tabla y sentir cerca el descenso. En 2012 finalmente se decidió, de mala gana y con ciertas limitaciones, a empezar a reforzar el equipo.
Pero el daño ya era muy grande. Tomaría años levantar al equipo, años donde la amenaza del descenso seguía latente. A pesar de la llegada periódica de refuerzos seguía existiendo una inestabilidad importante dentro del club y la presencia del pobre y horrendamente sobrevalorado trabajo de José Luis Real en fuerzas básicas seguía firme.
Se tenía que romper el ciclo y crear un proyecto serio, atractivo, con personas que genuinamente pusieran al club sobre sus intereses personales. Uno que aprovechara bien los componentes que ya se tenían y arreglara los que faltaban. En el verano de 2015 el equipo empezaba a recaer una vez más y la directiva tuvo que tomar una decisión importante, una que sabían atraería ira de varios aficionados y prensa, pero que en el fondo estaban seguros que era la correcta: Decirle adiós a los De La Torre y e iniciar un nuevo proyecto, uno basado en un plan bien elaborado y no sólo cargado por un famoso apellido.
La era Almeyda
Matías Almeyda, un joven técnico argentino con una trayectoria importante como jugador y con interesantes ideas tácticas, sería el nuevo líder rojiblanco. Asesores externos al club lo recomendarían a Jorge Vergara, quien quedo totalmente convencido que era la persona ideal para encabezar el nuevo proyecto.
Tras su llegada rápidamente el equipo empezó a absorber su filosofía y a desplegar un futbol atractivo. Finalmente Chivas parecía jugar como un equipo grande, un equipo que buscaba proponer en cada partido sin importar el rival o la cancha.
Los refuerzos seguirían llegando y, aunado a eso, Matías identificó un grupo de jugadores de fuerzas básicas que se volverían su proyecto para rescatar. Javier Eduardo «Chofis» López. Carlos Cisneros. Ángel Zaldívar. Michael Pérez. Jugadores con potencial, con un talento que a pesar de todas las deficiencias en el proceso de fuerzas básicas no se podía borrar, pero que necesitaban trabajo (y confianza en sus habilidades) para volverlos jugadores dignos de competir por un puesto titular en el equipo más grande de nuestro país. Matías también trabajaría en arreglar otro par de jugadores que parecían totalmente perdidos: Aris Hernández y Don Jesús Enrique «Chapo» Sánchez.
Hoy la amenaza del descenso ha quedado enterrada en el pasado y Chivas presume su nuevo refuerzo, un jugador que persiguió por años y se convirtió en la compra más cara en la historia del club: Alan Pulido. Una inversión importante que demuestra el compromiso a mantenerse en los primeros planos y apuntala un equipo que hace unos días logró un resultado histórico, un memorable baile al América, en el Estadio Azteca, en la víspera de su centenario.
El armado de un club aspirante al título
Como he estado comentando en los párrafos previos, el armado de este plantel fue un proceso que tomó tiempo. La depuración de los canteranos y la llegada de refuerzos ha funcionado a prueba y error. Jugadores con grandes expectativas han llegado y algunos de ellos se han quedado cortos. Aquí una lista de los refuerzos rojiblancos desde 2012:
Importante reconocer el esfuerzo que se ha realizado en los últimos meses para traer a varios jugadores de primer nivel que concuerdan con la filosofía de juego del equipo. Se han cubierto las necesidades más importantes en el plantel y se ha generado muy buena competencia en la mayoría de los puestos. Hagamos una mirada rápida al plantel actual:
Irónicamente, Chivas podría decir hoy «que se la está jugando con los chavos». De sus 11 titulares contra América, 6 tienen 23 años o menos. Apenas 3 jugadores en todo el plantel han alcanzado los 30 años. ¿La diferencia con aquellos terribles años? Calidad. Chivas se ha armado con varios de los mejores jugadores del mercado y Matías ha hecho un trabajo extraordinario mejorando el nivel y corrigiendo deficiencias de formación en varios canteranos.
¿Qué sigue?
Chivas finalmente es un candidato serio al título y tiene un plantel para respaldarlo. Aún falta acoplar todas las piezas y recuperar a algunos jugadores que no pasan por su mejor momento, pero el equipo en general está en un claro ascenso en su desempeño. Ojalá este torneo sigan dándonos grandes alegrías y tenga como desenlace el ansiado 12vo título, uno con sabor particularmente dulce por suceder en medio del centenario de los dos grandes rivales.
Y una vez alcanzado ese objetivo, ojala el club por fin se mantenga estable en los primeros planos. Chivas es un equipo grande por su historia, por su numerosa afición, pero en las últimas décadas no lo ha aparentado por su desempeño. 3 títulos de liga en los pasados 45 años es muy, muy poco para un equipo que quiere presumir ser el más grande del país. La era Vergara hasta ahora apenas ha dado 1 en casi 14 años.
Jorge: hoy hay un proyecto que nos da la oportunidad de romper con esa tendencia y adueñarnos de nuevo de la liga. Cuídalo. Dale toda la confianza. Bríndale lo que necesite para seguir creciendo. Te aseguro que pronto nos hará muy felices a todos.