Las finales que he vivido.

¡Hola que tal amigos de Rojo y Blanco!

Apareciéndonos de nuevo con los escritos para contribuir a la página y qué mejor ocasión que en esta semana, una semana muy especial y esperada por la nación rojiblanca.

Este escrito no es de alguna previa sobre los juegos que se vienen o comentario de juegos anteriores, esta publicación es para recordar y hacerles recordar a cada quién, lo que significa estar en la antesala del título del fútbol mexicano, estas han sido mis experiencias, pero espero que al darle un poco de su tiempo y leer esto puedan regresar en su memoria y aflorar ese sentimiento.

Mi primera final la recuerdo perfectamente, menos de 10 años de edad y la época de las Súper Chivas en pleno apogeo. Después de un empate en la ida recuerdo que estaba ansioso por el partido de vuelta. En aquella ocasión del verano 97, no pude estar presente en el Jalisco por alguna razón, sin embargo esperaba la hora del partido con tal devoción y emoción de que algo grandioso estaba a punto de suceder.

El partido está de más decir lo que sucedió, la tarde consagración de Gustavo Nápoles, un Jalisco pletórico y un sentimiento de satisfacción de ver la primera vez a mi equipo campeón. Tal vez por la edad no alcanzaba a dimensionar lo que significaba el título, uno era feliz con ver que se levantaba la copa y por goleada era un Plus agregado.

Pero este equipo con toda su historia y misticismo siempre nos presenta nuevas oportunidades de alcanzar la gloria.

Pasó un año y nuevamente se nos presentaba una final, en esta ocasión ante Necaxa. Recuerdo que esa semana, me tenían de vacaciones en antiguo DF y el día del partido de ida, coincidentemente al pasar por el hotel Marbella estaba gran parte de la fanaticada del Guadalajara, mi papá tocando el claxon y todos vitoreando al Guadalajara, esa ocasión tampoco tuve la oportunidad de ir al partido.

Llegó una final más en mi vida, corría el 2004 y el equipo tenía poco de ser adquirido por Vergara. Después de unos cardiacos cuartos de final y una semifinal apasionante, llegó la ansiada final, ante los Pumas y con el primer partido en el Jalisco, conseguir el boleto fue una odisea pero con la entrada en la mano acudí al Jalisco en compañía de mi papá. Partido muy tenso y aún más con el gol que anotó Pumas, sin embargo la ilusión nadie me la quitaba y llegó el polémico penal sobre Carmona, todas las esperanzas puestas en Morales que no falló y nos llenó de alegría con ese penal. Salimos del estadio con el pensamiento puesto en que el domingo daríamos la vuelta. Las circunstancias no acompañaron en 120’ y en penales tuvimos la mala fortuna de errar el último tiro. Aun así por la tarde noche acudí a la Minerva donde un consternado Oswaldo, Salcido y compañía prometieron que volverían ahí pero con el trofeo de campeón.

No tardó mucho en cumplirse esa promesa, diciembre del 2006, año del centenario, eliminando a Cruz Azul en cuartos y América en semis, toda la mesa servida.

La ida en el Jalisco fue pasional, estruendosa, con el Jalisco volcado y un gol cerca de finalizar el primer tiempo con un magnífico cabezazo de Bravo. Empatamos nuevamente la ida y volvíamos a cerrar fuera, con la encomienda del campeonato. Esa liguilla se sentía una diferencia, hubo pérdidas de familiares cercanos a los jugadores del equipo. Aquel domingo temprano desperté y tomé el camión rumbo a la Minerva, donde esperaban más chivahermanos con la ilusión de ver al equipo campeón.

Empezó el partido y con el gol de Toluca a los pocos minutos, todos los que estábamos en la Minerva cantamos y alentamos aún con más fuerza a kilómetros de distancia. Poco después de comenzar el segundo tiempo, llegó un bálsamo con un hombrazo del Maza que nos reforzó y dio más ilusión, más fuerza. Se sentía en toda la glorieta ese espíritu de triunfo, de campeonato y llegó el gol de Bautista, junto con sus lágrimas hacia su mamá, llegaron las mías de alegría, y de muchos más que estábamos ahí. Los minutos restantes prácticamente pedimos el silbatazo y esperanzados en que no pasaría alguna desgracia. Pitó Archundía y todos estallamos en la Minerva, abrazos por todos lados, llanto de alegría, uno que otro desmayo y lo que imperaba en todos, la satisfacción y alegría por lo conseguido.

Le dimos simbólicamente la vuelta a la Minerva, brincamos y peleamos por las camisetas de campeón que aventaba gente del club, era un delirio total y cada vez se acrecentaba más la cantidad de personas que esperamos tanto tiempo por esa celebración. La gente estaba aún pasando la Av. Arcos, tratando de colarse al núcleo de la Minerva que era un hervidero de pasión. Sin duda alguna aquel 10 de Diciembre de 2006 es un día que jamás olvidaré, que está grabado en mi memoria y en mi corazón como uno de los más gloriosos que he tenido, con una sonrisa que no se borraba de la cara.

Los invito amigos de Rojo y Blanco que rememoren esos recuerdos, que los saquen a flor de piel y con ese entusiasmo que vivieron esos días de Gloria, los potenciemos en esta final, que si acude el domingo al estadio, al cine o donde vea el partido lo haga orgulloso con la camiseta puesta, con la pasión que provoca este fenómeno llamado Club Deportivo Guadalajara. Si lo que vivió o ha visto en video de esta liguilla, no sea nada comparado con lo que se generará el domingo.

Así sea y con el aliento en todo lo alto por el amor y orgullo del Club. Bienvenidos sus comentarios aquí o en mi cuenta @lucho_1391

¡Dale Club Deportivo Guadalajara!