Clásico Tapatío: en Rojo y Blanco

Sábado, no era un día típico, ¿cómo iba a serlo? si era día de Clásico Tapatío. La ciudad despertaría en toda su extensión y periferia con la emoción que sólo genera este duelo, las camisetas limpias listas para usarse e identificarse con los colores predilectos. Así fue que desde temprano vestimos nuestra querida rojiblanca, dignos y orgullosos de portarla. Aún era temprano y la desesperación se apoderaba de nosotros, el deseo de estar en nuestra vieja casa era cada vez más grande. Habría que recordar buenos momentos en este tipo de partidos, como aquella racha de 5 victorias consecutivas, el gol de Chima en liguilla, hablando de liguilla – el juego más reciente – no podemos «recordarlo» porque ni nosotros ni ellos lo podremos olvidar.

Llega la hora de salir, aunque sigue siendo temprano, nunca está de más una reunión previa para cerrar filas y calentar motores. Así que entre botanas y un poco de cerveza (sólo un poco), comenzamos a llegar al punto de reunión y a darle color a la ciudad. Partimos al fin rumbo al estadio Jalisco, la sensación es única, es como reencontrarse con un gran amigo. Nos sorprenden las nuevas rejas y unas taquillas en construcción, las rejas con nuevos ingresos parece que también sorprendieron al personal encargado ya que algunas no abrían a pesar de que la hora de comienzo del juego se acercaba.

Un filtro, dos filtros, la puerta e ingresamos al estadio. No era tan temprano pero así parecía porque la mayoría de la afición aún seguía en la fila, por lo que nos dimos el lujo de escoger lugares. Previa visita al baño nos dimos cuenta que se habían robado las pantalla porque no pude ver nada de la programación previa al partido, no había nadie como para hacerle notar nuestro hallazgo. Una sorpresa más, ni tan arriba, ni tan a la orilla nos acomodamos no sin antes quitar telarañas del asiento, sí ¡TELARAÑAS!

¡Al fin dieron las 7! pero ni las tribunas estaban llenas aún, ni los jugadores en la cancha, afortunadamente ya teníamos cerveza en mano que en ese momento no sabíamos que sería la única, porque no conseguiríamos otra. Comenzó el partido, al menos nos dimos cuenta porque el Guadalajara ya jugaba, quizá no le avisaron al rival ni a su gente porque no se aparecieron en un buen rato. Sobre cupo quizá, no los culpo, cuando el Guadalajara visita cualquier cancha no sólo hay incremento en el precio de los boletos entonces a nadie le caería mal una lanita extra. Sufrimos un poco en la visión, nada que un ¡ahí va el agua! no pudiera solucionar.

Baile, trapeada, tocadas de pelota, recuperaciones inmediatas pero ¿y el gol? ¡ah sí! esos los fallábamos como era costumbre. Cota nos salvó, así es, atlas como equipo chico buscaba aprovechar las que tuviera y cerca estuvieron de hacer daño, pero no, no ante Cota. Minuto 29, el defensor Madueña en una jugada limpia (pero en el Basket) desplaza con el antebrazo al ‘Cone’ Brizuela cometiéndole claro penalty. Zaldivar que para esto se pinta solo cobró engañando al portero para irnos al frente y hacer justicia al fin a como se venía dando el partido. Lo gritamos como debe ser, como se gritan los goles en clásicos, esta vez no hablaríamos de injusticias porque el juego y el marcador nos favorecían. ‘Chofis’ en plan grande, no les prestaba la pelota aunque lo único que ocasionó esto fueron más fallas frente al arco.

La presión que generaba la gente del Guadalajara – tanto en la cancha como en la tribuna – originó que el portero rival se viera sobrado en su despeje, quizá vio lo bonito que Chivas tocaba la pelota y quiso ser parte de esto, aprovechando Zaldivar en la posesión pero no en el remate que estrelló en el portero; afortunadamente Orbelín fue por la pelota para pasarla al fondo del arco. ¡GOOOOOOL! dos a cero, caminando y jugando bien ¿era mucho esperar? parecía que al fin rendía frutos la dirección de Almeyda. Apestaba a goleada cuando al 43′ Chofis le filtra una pelota elevada a Pizarro quien dispara como buscando la cabeza del arquero y la manda guardar, casi nos caemos del festejo y después de la mesura al ver que había sido inválido por una supuesta falta del atacante Chiva. Pensamos que el árbitro es el responsable de la seguridad e integridad de todos en el estadio y de haber sido bueno el gol incitaría a una nueva invasión de cancha por lo que tuvimos que asumirlo.

El segundo tiempo fue diferente, al tener la sensación extraña de tener el partido liquidado con apenas un 0-2 les regalamos la iniciativa, seguramente aumentó su porcentaje de posesión pero en ningún momento sentimos peligro, hasta el 83 que se encontraron un gol. Ya nos imaginábamos las quejas de nuestros chairos diciendo que Almeyda se equivocó al no seguir jugando igual, cuando en otros juegos la queja era por no defender un resultado. Sea como sea a pesar de no mostrarse el rival peligroso terminamos pidiendo la hora para hacer válida la excelente actuación del primer tiempo.

Salimos pronto, lo que nuestro querido y obsoleto estadio Jalisco nos lo permitía, con una sonrisa en la cara no podíamos ocultarla si sumábamos una victoria más y 7 partidos sin perder con 4 triunfos incluidos ante los ex del paradero.